Wang Shu y el clima.
- Adriana Verdú
- 2 mar 2015
- 2 Min. de lectura
¿Cómo se enfrenta Wang Shu al trabajo con el clima?
En tiempos en que prima lo ultramoderno y lo resplandeciente, la sencillez, el cuidadoso trabajo de los materiales y la atención al detalle de Wang Shu, ofrecen una alternativa sostenible y lírica para la arquitectura china. Después de graduarse de la universidad, se dedicó durante más de ocho años a observar y pasar todo el tiempo posible con los artesanos rasos, aprendiendo de ellos los secretos del oficio. Vivía de la remodelación de casas, pero su energía estaba puesta en seguir aprendiendo la técnica de quienes mejor -y más de cerca- la conocían. Cuando ya fundó su estudio en compañía de su esposa Lu Wengyu, sabía que apostaría por el estudio cuidadoso de la tradición y las técnicas artesanales. Su nombre, Amateur Architecture Studio, lo demuestra.
Sus edificios orgánicos aprenden, por tanto, de la sabiduría tradicional y tratan de aprovechar la fluidez de la naturaleza, en lugar de combatirla. Los edificios, según la arquitectura orgánica, pueden comportarse de acuerdo con el entorno y la naturaleza: la luz, el agua, las estaciones, la diferencia térmica, el comportamiento de cada material y del edificio en su conjunto.
Del mismo modo que las cosas crecen y decrecen y la naturaleza tiene una fluidez, sus edificios bioclimáticos se acercan más al ideal arquitectónico que otro que no haya tenido en cuenta las características del emplazamiento, su clima y luz, etc.
Wang Shu proyecta lo que él denomina "arquitectura artesanal", arquitectura vernácula.
Campus de Xiangshan, Academia China de Arte

Wang Shu siempre ha otorgado un papel importante a la academia. A enseñar, pero también a aprender. Por eso no deja de ser lógico que una de sus obras más reconocidos sea uno educativo. Sin embargo, no se trata de un edificio individual sino de todo un campus universitario para la Academia China de Arte en Hangzhou, donde Wang es decano de la facultad de arquitectura.
En un ambiente muy verde cercano al enorme Lago Occidental de Hangzhou -catalogado como Patrimonio de la Humanidad- emergen de repente una serie de edificios de formas sinuosas y geométricas que se funde de manera casi natural con sus alrededores. Con mucho énfasis en la iluminación natural, el agua y la madera, los estudiantes de una de las más prestigiosas universidades artísticas cuentan con un espacio verdaderamente privilegiado para estudiar. Y para completar, el techo de la veintena de edificios que componen el campus lucen dos millones de tejas rescatadas de demoliciones.
Museo de Historia de Ningbo



Podemos comprobar en su interior, a lo largo de los amplios corredores y espacios como la luz se cuela a través de una serie de tragaluces y ventanales a primera vista poco evidentes.
Biblioteca de la Universidad Soochow


Uno de los primeros proyectos significativos de Wang Shu. Cuando esta universidad de Suzhou le encargó que diseñara una biblioteca para su Wenzhen College, Wang hundió parte del edificio en el suelo y lo rodeó de agua, para no interrumpir la línea visual entre la montaña detrás y el lago vecino. El resultado es un edificio que, pese a su color blanco, no rompe con el paisaje alrededor y que, aunque construido bajo tierra, recibe abundante luz gracias a su diseño y el cuidado dado a la iluminación natural.
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