La Ciudad de la Amazona Sumergida en la Naturaleza
- Adriana Verdú
- 17 jun 2015
- 3 Min. de lectura
La esencia del proyecto radica en la, digamos, inmersión de una amazona en la naturaleza. Maren Tecklenburg realiza excursiones ecuestres junto a sus alumnos en la Sierra de Betíes, donde se encuentra ubicado uno de los lugares que conforman su sueño mediterráneo, su lugar de trabajo, “Los Establos”.


Con el fin de implementar exponencialmente su experiencia, el proyecto abarca la transformación de los puntos más significativos de la ruta, tras experimentar esta travesía, descubrí los lugares más interesantes a explorar las viñas en uso y desuso, la vegetación de esa zona, las vistas desde lo alto de la montaña… y busqué la manera más idónea para potenciarlos o reconstruir aquello que estaba en malas condiciones, centrándome así, por una parte en la reconstrucción del camino , reforzado con una barrera longitudinal a la ruta para evitar el despeño de los caballos, debido al estado de deterioración y a los desniveles que este presenta. Esta barrera no impide observar las vistas hacia los alejados pueblos mediterráneos, acompañado de un paisaje de mar y montañas. La senda adoquinada está construida a partir de los residuos de mármol de las fábricas del territorio de Novelda y la barrera a partir de unas maderas pertenecientes a las viñas en desuso de la zona, por lo que se pretende realizar, a partir de esta técnica de reciclaje, un proyecto de reconstrucción que adapta y transforma los materiales del entorno próximo a Maren.





Puesto que el clima en esta zona es árido, la vegetación más común será el esparto y los matorrales bajos, como el tomillo y el romero, y algunos árboles como el pino, el olivo y el almendro, por ello se fomenta en el proyecto la plantación de algunas de estas especies más altas para crear en estos espacios lugares de sombra.
Uno de los puntos singulares que se destacan en este viaje a caballo son los lugares de descansos planteados, embalses que potencian la naturaleza colocados en zonas llanas o en terrenos de viñas abandonadas , la idea proyectual, parte del “reflejo”, no se busca ocupar todo el territorio con nuevas plantaciones, como si fuese un nuevo hito, sino de reflejar lo que ya existe, y resaltarlo, regenerando esas conexiones con la naturaleza, así lo importante es recuperar lo existente, tratándose de un espejo natural que sumerge a la amazona en la vegetación a través del agua, este reflejo surge en la denominada hora azul, período de penumbra que se produce en los extremos del día: la aurora y el crepúsculo, donde no hay luz diurna completa ni oscuridad completa.

No obstante todo paisaje existe únicamente para la mirada que lo descubre, para el excursionista que lo experimenta, el paisaje encerrado dentro del límite de los espejos naturales, corresponde igualmente al mundo de lo real, puesto que se presenta como "una imagen de la imagen"; sin embargo si la luz que incide en el agua no produjera el reflejo de este, la imagen del paisaje desaparecería, por tanto para que dicha duplicidad sea válida la ruta estaría condicionada a un horario determinado.
Dicha travesía se presenta en una sucesión de imágenes de los puntos más representativos en un formato panorámico, ayudado de un mapa y una maqueta donde queda señalada la ruta, capaz de situar al excursionista en cada punto específico, y obtener así, una vista territorial de esta.









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